Te odio, tanto que podría hacerte resucitar... del miedo.
Olvidaste en mi alma el cuaderno en el que solías preguntar cuántos días quedan para vernos.
Tengo el corazón a punto de estallar.
Te odio, como nadie en este mundo te odiará. Te odio, como no se puede odiar a nadie más.
Te odio, te odio, te odio, te odio, te odio...
Pero principalmente odio no poder odiarte, ni siquiera cerca, ni siquiera un poquito, ni siquiera nada.
ResponderEliminarAsí terminaría yo el texto ...
www.vamosafumarnos-la-ciudad.blogspot.com
Es que sí le puedo odiar, y mucho. La mayoría del tiempo.
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