1 de mayo de 2011

Así, de repente y sin avisar tú.

Y cuando menos te lo esperas vas y conoces a alguien. Y todos los días que has estado pensando en él, cada vez que hablabas con otras personas, los sueños, las lágrimas derramadas, los chupitos para olvidar... Parecen tonterías, y algo muy lejano. Van conviertiendose en recuerdos y se van olvidando. Porque ahora está él. Llegó sin hacer ruido, pero en unas pocas horas supo cómo alterarme, supo colarse en mi mente. Y porqué no, yo también en la suya, y si no ha sido ya, lo será, porque sí, porque los mensajes al llegar de fiesta, porque hablar horas y horas y quedarse con ganas demás tiene que significar algo.
Y me encanta todo esto, esta ilusión. Tengo miedo, de tirarme y que no haya agua, pero ésta vez seré valiente, de verdad, y me arriesgaré y lo daré todo en cada segundo que pase con él. Porque me encanta llegar a casa corriendo y mirar a ver si está conectado, me encantan los nervios mientras me arreglo y he quedado con él, me encanta cuando estamos con más gente y lo único que hacemos es mirarnos el uno al otro, y hablar, y de vez en cuando hacer el idiota (bueno, vale, todo el rato, es que vaya dos se fueron a juntar...), y reírnos de todo, y vacilarte, y que me vaciles, y que a veces parezca que va a pasar algo y no nos dejen solos... pero no lo van a conseguir, es inevitable, te tengo más que calado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario