22 de febrero de 2011

Son las 4:03 am, mi amigo Jack dice que me las arregle sola, que él ya no da más... Es tarde ya para cuentos, y no estás aquí. Llevo unos días algo tonta, escribiendo cosas tipo sueño con tu boca, pero no es hora de andarse con cursiladas, hoy quiero follarte. Hoy nada más quería vernos arrancándonos la ropa por los pasillos y emborracharnos de sudor mientras nos mentimos, diciendo para siempres que se acaban en mañana. No me pega decir ésto, ¿verdad? Es lo que hay pequeño... La vergüenza la perdí bailando un rocknroll en el último bar, despeinada y con el rímel más allá de las pestañas. No es te estoy pidiendo que me quieras, sólo quiero molestar a los vecinos, mirarnos con deseo y susurrarte al oído que quiero ir más allá, y a veces rascar la guitarra, y a veces un poco de ron...

20 de febrero de 2011

18 de febrero de 2011

Como un huracán.

Llevo ya un rato tirada en la cama sin pensar en nada  pensando en ti, y me he dado cuenta de que así no voy a asaltar el mundo. Me he puesto a buscar la manera de mantenerme distraída y no pensarte, pero he llegado a la conclusión de que ésa no es la solución. Quizás si lo digo en alto, si escribo todo lo que siento me libere de ti.

Sé que probablemente no sepas lo que de verdad siento por ti. No hablamos mucho, evito hablarte directamente porque cortas mi aliento y no soy capaz de pronunciar más que monosílabos (o emitir ruiditos raros). Pero cada vez que pasas por mi lado se me ponen los pelos de punta y siempre espero que me cogas de la mano, me acerques a tí y me digas que eso es lo más lejos que me permites estar de ti. Cuando nos rozamos me pongo rígida, pero es para evitar temblar y que mi cuerpo se vuelva de mantequilla. También evito mirarte a los ojos porque es más de lo que yo puedo soportar. Lo que no sabes es que yo siempre estoy pendiente de ti. Me encanta mirarte desde una distancia prudencial. Me encanta ver cómo estás siempre medio despistado. Y sobre todo, me encanta ver que llevas el Rock'nroll por dentro y que no puedes dejar las manos quieas un segundo. Odio tu indiferencia al verme llegar. Odio que el momento de irnos al recreo y quedarnos los últimos sea lo más íntimo que llegamos a tener en todo el día.Amo tu barba de tres días,  y también tu voz. Me hace gracia tu forma ede hablar, y de andar. Cada mañana siento  que algo me incita a despeinarte. Me haces sentir la persona más especial del mundo si diriges tus palabras hacia mí.

Lo que se me hace más duro es que toda ésta ilusión que pongo en ti probablemente sea en vano. Hay noches que paso casi en vela simplemente pensando en ti. Hago gestos delante del espejo para ver cómo me ves tú. Elijo muy cuidadosamente la ropa que voy a ponerme. Hasta a veces imagino cómo te presentaría a mi familia y amigos, y lo orgullosa que yo estaría de tenerte a ti a mi lado. Ingenua.
Siendo sincera, o pasa algo de una vez, o espero que dejemos de vernos pronto. Porque si sigiuera viéndote cada mañana no sé qué sería de mí, probablemente moriría. Pasas sobre mí como un huracán, te llevas todo. Vete, y espero no verte más. No podría soportar un segundo asalto, es más, no creo que nunca llegue a recuperarme del primero. Serás esa espinita clavada que sólo duele en ocasiones puntuales pero que siempre está ahí. Y sé que si alguna vez vuelves, yo volveré a caer, caeré siempre. Eres como un imán, tu fuerza me atraerá a ti aunque intente evitarlo. Así que, por favor, mantente fuera de mi campo de atracción porque siempre que choquemos seré yo la que salga con daños colaterales.




Inspirado (vamos, que lo he copiado pero haciendolo un poco mío) en un post de la chica que recicla corazones



Y... Me jugaría la boca por morder tus labios.

3 de febrero de 2011

El último taxi...

...ya se fue. Fue la única oportunidad que tuvo y no la supo aprvechar, o quizás es que fuera eso lo que tenía que pasar. Ahora ya no aguanta más, se dá por vencida, abandona el juego al que se le ha olvidado jugar. No puede soportarlo más, es un juego de azar, y le ha tocado perder... Se esconde en vinilos rallados, en los mitos del rock del 96, también en los del 2003 y cada nota,cada palabra, cada mísero silencio le recuerda a él. Grita, grita en su habitación, se tira en su cama, da mil patadas cual niña pequeña y ya no sabe qué melodía escoger, si la de tirarse al barro a pelear o la de tirar la toalla de una vez (que ya es hora de darse cuenta de lo que hay...).


“Habla de si misma en tercera persona porque la idea de enfrentarse con quien realmente es, de aceptarse tal cual es, seria demasiado para su orgullo. Esta asqueada de si misma y desea, desea desea, que pase algo que active un poco de vida en ella”