16 de diciembre de 2012

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Es domingo, llueve y me acaba de bajar la regla. Pero esto solo es por dar información sin importancia, porque todo esto que me pasa y voy a escribir vive en mí desde hace un tiempo ya. No pretendo que tenga muchos puntos en las casillas buenas, ni comentarios, ni nada. Porque sinceramente, la opinión de gente anónima ahora mismo me importa una mierda, solo quiero desahogarme y vomitar de una vez todo esto que me está apretando tan fuerte el pecho. Bien, voy a ello, y voy a escribirte a ti, porque tengo la esperanza de que aunque sean solo cenizas algo quede...

Yo tenía algo especial contigo, era precioso, era tan bonito que solo me faltaba una cosa, y es que estuvieras a mi lado físicamente, todo lo demás ya lo tenía. Era feliz, y me hacías muy feliz, te lo prometo, a veces aún lo sigo sintiendo. Nos podíamos pasar horas y horas hablando por teléfono, de ambientadores, de lo ridículo que era ir solo al cine. Planeábamos cómo sería nuestro futuro piso, en Madrid. Con su perro y nuestra buhardilla decorada con cosas de cantautora. Tú a todo me decías que sí, menos a que nuestro bulldog francés te quitara el sitio en la cama. Me escribías las cosas más bonitas en tu blog, y las más sucias nos las guardábamos para decirlas en privado. 

Estuvimos a punto de llegar a realizar el plan más bonito que alguien me ha propuesto nunca, y eso era por el simple hecho de estar contigo. Se basaba en un hostal en plena Gran vía, la azotea del círculo de bellas artes y mis vestidos, que luego tiraríamos por el suelo. No pudo ser, todo se empezaba a complicar.

Maldita crisis, maldito todo. Perdiste el trabajo y, como es normal, las preocupaciones aumentan, piensas en muchas cosas y tu mente está en otra galaxia distinta a la mía. Y lo entiendo, de verdad, por enésima vez, te entiendo. Pero ¿ese es motivo para que se enfríe lo nuestro? Así es, por lo que se ve lo era. Ya no hablábamos horas, sino diez minutos porque en seguida pasaría algo que nos haría colgar, o incluso había días que ni siquiera escuchaba su voz. Cada vez los te quieros, por muy fuertes que los dijeses, eran más débiles...

Yo que no me puedo guardar nada y tú que nunca quieres discutir, se me iban quedando las cosas dentro, y al final llega un  momento en el que no puedes más y explotas, y eso pasó, y fue la primera noche que lloré, y te dije que no quería saber más de ti por un tiempo, que solo llegó hasta el día siguiente porque me moría por dentro cada vez que pensaba en ti, te necesitaba, y lo sigo haciendo.

Después de algo así es imposible que todo volviese a la normalidad, discutíamos todas las noches, y tú te ibas a dormir y yo no podía reprimir las lágrimas, cosa que no me importa, soy una llorica, todo el rato. Lo peor era el dolor, me sentía, y siento, tan sola y tan vacía. Y han sido más las noches que me he pasado así hasta ahora que las que no.

Siguiendo con la historia: menos que mas pero tirábamos para delante, yo al menos, aún confío en que tú lo llevaras por dentro y también lo hicieras. Pero era la misma o peor situación que nos había llevado a la mierda antes. Yo necesito tu calor, aunque sea a 500 km, te juro que lo he sentido, que he sentido todos esos besos que me prometías, pero ya no queda nada. Solo mis 'necesito que me demuestres' y tus 'ya sabes que estoy mal'. Y no íbamos a ninguna parte.

No te puedes ni imaginar lo que me dolía cuando me prometías que me llamarías al día siguiente, y no lo hacías. Porque hasta las últimas veces, que ya me había prometido no creerte, lo hacía, y me ilusionaba, para que luego llegases tú a romperme. Recuerdo la última vez que escuché tu voz, no sé, serían unos cinco minutos si llega los que estuvimos al teléfono. Ya no supimos ni qué decirnos, no hubo esa complicidad que tan feliz me hacía haber encontrado con alguien. Me entraban ganas de llorar, como una premonición.

Después de todo eso, lo último que recuerdo ya es la última discusión, la más fuerte. Yo que, según palabras de tu boca, era tu musa leí por una red cómo se lo decías a otra chica. Admito que me enfadé en ese momento y los celos con los que reaccioné no eran justificados, no era de la misma manera que me lo decías a mí. En mi defensa quiero decir, que lo que me molestó no era que pensase que tendrías algo con otra persona, si no el hecho que le dijeses a otra persona lo mismo que a mí, que yo me sintiese especial y quizás no lo fuese tanto, que para mí tuvieses tan poco tiempo y para otra gente, redes sociales o lo que sea sí. Me sentía fuera de lugar, que alguien se estuviese riendo de mí, que no te importaba absolutamente nada. Cosa que ahora mismo sigo sintiendo.

Me sentía fatal, y discutimos, y esta vez estuvimos días sin hablarnos. Nos borramos de todas las redes sociales, incomunicados. Error. Igualmente te leo. Me parte en dos el no saber de ti, es como si me arrancaran una parte de mi cuerpo de golpe. Se arregló. No, no se arregló. Volvimos a hablar pero nunca se arregló nada. Esta vez ya no tienes tú nada claro. No tienes claro si me quieres. ¿Te puedes hacer una idea de lo duro que es decir esto?

Creo que es la vez que más sinceramente he escrito, sin pararme a pensar metáforas o mierdas que puedan quedar bien, me tiembla el pulso y se me nubla la vista, es el precio a pagar por quitarme la piel supongo.

Me has roto, me has roto entera. Ya nunca se cómo debo actuar. Si soy demasiado cariñosa parezco bipolar, pero en realidad solo es que necesito tu cariño. Si soy más seca sólo obtengo monosílabos de ti. Si saco el tema de nuestra relación tienes un mal día, o estás ocupado, o discutimos y me pongo nerviosa y discutimos más y cada vez va a peor. Y si no te hablo... Pues nada, eso, la nada. Porque tú no quieres saber nada de mí.

¿Estás esperando a que me dé por vencida, deje de hablarte y se acabé así para siempre? Quién sabe, quizás pase. No puedo estar las veinticuatro horas del día pensando en qué decirte, si es buen momento para hablarte, cómo hacer para que vuelvas a quererme, es totalmente agotador.

Solo quiero que me entiendas, que te pongas un poco en mi lugar y me digas qué debo hacer, porque si me dices que te espere te esperaré, pero no soy para siempre.

Me niego a que lo dejes morir... me niego.


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